Los trabajos arqueológicos intentan recuperar el lienzo original de del sistema defensivo medieval de la villa.
La actuación arqueológica, realizada en la calle Diezmo de Biar, arroja nueva información sobre la muralla medieval. El estudio del conjunto de edificaciones adosadas a la cara interna permite recuperar el lienzo original y las construcciones anexas.
Además se han documentado dos importantes elementos, parte de un lienzo de la muralla y un cubo formado por dos muros. Acerca de esta intervención, la alcaldesa de Biar, Magdalena Martínez, indica que “este estudio ha permitido ampliar el conocimiento sobre el sistema defensivo medieval de Biar desde un punto de vista arqueológico e histórico, dando a conocer elementos arquitectónicos y estructurales con gran valor patrimonial”.
Así, el elemento más antiguo documentado ha sido la muralla medieval, concretamente, parte del lienzo que discurre por la ladera noroccidental de la villa de Biar, datada a mediados del siglo XIII.
Aunque, previamente, ya se tenía constancia de la existencia de una fábrica tapial (método de construcción), los trabajos han documentado las fábricas, la altura conservada, evaluación de su antigüedad, definición de las que forman parte de la muralla y de otras que están asociadas al sistema defensivo de la villa medieval. Así mismo, se han establecido los parámetros técnicos con los que proceder al posterior derribo parcial de las edificaciones.
En el informe se detalla que “la muralla se caracteriza por tener en su cara externa y en la interna una superficie endurecida o costra y al interior un relleno de tierra”. Es una modalidad de tapial muy característico de las construcciones defensivas medievales, tratándose de un muro de tapia calicostrada. Para los arqueólogos un elemento importante a destacar es la conservación de un revestimiento de cal en su cara interna. En la mayoría del tramo de lienzo estudiado, la muralla apoya sobre la roca y solo en la zona más oriental se ha identificado una base o zócalo de mampostería irregular.
Por otra parte, el segundo elemento documentado es un cubo formado por dos muros paralelos, que se adosan a la muralla transversalmente. Otro, lo cierra por el sur y un cuarto, que se dispone paralelo a la muralla y a la pared sur. Así crea dos espacios o ámbitos en el interior del poliedro rectangular. Se trata sin duda de una construcción anexa a la muralla que también forma parte del sistema defensivo de la villa de Biar, aunque por las relaciones estratigráficas estudiadas y la tipología del tapial de sus fábricas, podría fecharse en un periodo bajo medieval en torno a mediados y finales del siglo XIV.
En total se ha estudiado un tramo de 13’20 metros de longitud y a través de los vanos de ventana abiertos en ella, se ha podido concretar su anchura, la cual varía entre 0,70 y 1,00 metro. La muralla se desarrolla de forma escalonada con un trazado ascendente de oeste a este, siendo pues la menor altura en la zona occidental con 1,85 metros y la mayor, en la oriental con 5,00 metros, mientras que en la central del tramo estudiado la altura oscila entre 2,80 y 2,90 metros.