El habitual rosario de incendios fortuitos, en terrenos semi abandonados, se inició el pasado 9 de julio en una parcela situada en la Huerta Mayor, junto a la Avenida Padre Ismael, es decir, muy cerca del casco urbano. Las altas temperaturas, la extremada sequedad del matorral, la baja humedad, y alguna chispa fortuita o quema incontrolada de rastrojos, fueron los ingredientes necesarios del incendio.
Para sofocarlo acudieron dos dotaciones de bomberos, otras dos de las brigadas medioambientales, la guardia civil, la policía local, efectivos de Cruz Roja, y hasta un helicóptero que hizo acto de presencia cuando los bomberos ya habían apagado las llamas. Su actuación desde el cielo sirvió para evitar cualquier posible rebrote.
Éste es el primero, pero no será el último de los incendios del verano, ya que muchas parcelas del término municipal, que no están en producción, se abandonan por parte sus propietarios, dejando crecer abundante matorral con las lluvias del otoño, el invierno y la primavera. Este matorral se seca en verano y se convierte en el combustible principal de cualquier incendio. Todo ello a pesar de que la normativa urbanística valenciana señala a los propietarios de terrenos como los responsables de su mantenimiento en condiciones de seguridad, salubridad y ornato público.