Amfar nace en el año 1991. Un nutrido grupo de mujeres se reunía en la provincia de Ciudad Real ante la necesidad de constituir una asociación que trabajara en la defensa de los derechos e intereses de la mujer rural española.
Fueron los primeros pasos para llenar el vacío asociativo que había en España con respecto al colectivo de mujeres rurales.
A partir de entonces, Amfar empieza a sacar a la luz las discriminaciones que sufre un colectivo de 5 millones de mujeres. Un colectivo olvidado, pero vital para el mantenimiento de las explotaciones agrarias y del ámbito rural.
En septiembre de 1991 se aprobaron los estatutos y se sentaron las bases principales de la labor de Amfar:
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Igualdad de oportunidades para las mujeres rurales.
Reconocimiento del trabajo doméstico y profesional desarrollado por las mujeres en las zonas rurales. Participación de la mujer rural en las actividades económicas y productivas. Presencia de la mujer rural en la toma de decisiones en la vida social, económica, laboral, política y cultural. Reforzamiento de la formación profesional, continua y educacional. Apoyo al carácter emprendedor y empresarial de las mujeres.
Infraestructuras y servicios sociales que garanticen el bienestar y la calidad de vida.
En Amfar se realizan, principalmente, tres tipos de actividades: informamos sobre aquellas cuestiones que les preocupan a las mujeres rurales. Formamos a través de cursos profesionales y culturales, reivindicamos y defendemos los derechos de las mujeres rurales.
En materia de reivindicaciones destaca el objetivo de crear una conciencia social de la verdadera participación económica de las mujeres en el ámbito rural, reflejar una imagen real y actual, rompiendo el tópico de identificar a este colectivo exclusivamente con las mujeres agrarias. Además de propugnar una política de igualdad que contemple:
La creación de instrumentos que permita una mayor presencia de la mujer en la vida social, política, cultural y de toma de decisiones.
La existencia de servicios sociales y culturales necesarios para la plena realización personal en igualdad de oportunidades con los restantes sectores sociales.
Estimular y establecer fórmulas eficaces que permitan un reconocimiento del valor del trabajo doméstico y el trabajo profesional.
La transposición de la Directiva comunitaria 86/613 al ordenamiento jurídico español a través de la redacción y aprobación del Estatuto Profesional de la Agricultora.
La aplicación de la Carta para la Igualdad de Oportunidades de la Mujer Rural, que recoge 88 propuestas y pretende suscitar mayor comprensión y solidaridad hacia la sociedad rural por parte de las administraciones públicas, entidades privadas y el conjunto de la sociedad.
Un reconocimiento social y jurídico del trabajo no remunerado, realizado por mujeres rurales y su consiguientes aportación al Producto Interior Bruto (PIB). Así como su inclusión en las estadísticas económicas del país.
Así como el reconocimiento social y jurídico de la figura del Cónyuge Colaborador de las explotaciones o empresas familiares.
La Asociación de Mujeres y Familias del Ambito Rural de Alicante (AMFAR), integrada en Jóvenes Agricultores (ASAJA), consideró que la Administración autonómica “tiene que otorgar más ayudas y atenciones para este colectivo, que actualmente supone uno de los más importantes en la industria agroalimentaria alicantina”.