Mi nombre es Carlos González y soy cineasta radicado en Los Angeles, Estados
Unidos. He trabajado alrededor del mundo para estudios importantes como la
Universal y Paramount. Soy miembro del Directors Guild of America, gremio
que representa los directores más importantes del cine y la televisión
estadounidense, entre ellos Steven Spielberg y Francis Ford Coppola.
El día 29 de mayo viajé de Las Palmas, Gran Canarias a El Aaiún, Sáhara
Occidental para realizar un documental sobre la situación que viven los
niños y jóvenes en las escuelas de El Aaiún. Me encontré con una situación
represiva impresionante, las escuelas están tomadas por las fuerzas de
seguridad, inclusive escuelas primarias. Pude ver con mis propios ojos
escuelas rodeadas por fuerzas de seguridad de todo tipo ejército, fuerzas
auxiliaries, GUS (fuerzas de respuesta rápida). Dentro de las escuelas hay
agentes vestidos de civil, todo esto para no permitir que los estudiantes
saharauis se manifiesten pacíficamente pidiendo una patria libre. Conocí
niños de ocho años que ya han sido detenidos y torturados en numerosas
ocasiones.
La ciudad está tomada. La presencia de las fuerzas de seguridad es
impresionante, no se pueden caminar cincuenta metros por las calles de El
Aaiún sin cruzarse con algún tipo de fuerza de seguridad. Los activistas
son perseguidos constantemente y no pueden salir de su casa sin ser
hostigados. Ellos y sus familias son perseguidos y torturados, sus casas
destruidas, no importa edad o sexo.
El sábado 3 de junio alrededor de las 15:30 circulaba por las calles de El
Aaiún en compañía de activistas de derechos humanos cuando fuimos detenidos
por las fuerzas policiales. Me llevaron a la comisaría de la calle Smara e
interrogado durante siete horas. Durante el interrogatorio se me amedrentó
e intimido brutalmente por hasta cinco agentes a la misma vez. En ningún
momento se me permitió hacer llamadas telefónicas a pesar de insistir
constantemente. Viajé como ciudadano español, pero al percatarse de ser
nacido en Venezuela y tener residencia en Estados Unidos, se me acusó de ser
agente de Hugo Chávez, de la CIA y de tener un pasaporte falso. Se me
presionó para dar los nombres de las personas con las que me había reunido
lo cual rehusé tajantemente.
Alrededor de las 22:30 fui puesto en libertad y acompañado al hotel por uno
de los agentes. Al siguiente día, el domingo 4 de junio, fui expulsado en
el primer vuelo comercial hacia Las Palmas y acompañado por un agente de
seguridad hasta que abordé el avión.
Viví momentos muy difíciles durante la interrogación pero nunca comparable
con las torturas y amenazas que reciben los activistas. Marruecos es un
país represivo y eso es evidente al poner pie en el Sáhara Occidental. La
persecución y tortura de todo aquel que se manifieste en contra de la
ocupación marroquí es una ocurrencia diaria.
Carlos González, cineasta