FELIZ VUELTA A LA NORMALIDAD.
Ahora, cuando recojamos el árbol y el belén, y ya no se enciendan las luces de colores, ¿qué?
Pues, aparte de alguna última compra en las rebajas, el regreso a la dulce rutina.
Y con ella, (sobre todo quienes hemos tenido más días de asueto), contarnos en el trabajo o en los sitios que frecuentamos habitualmente cómo nos ha ido, sentirnos recuperadamente productivos/as, retomar los horarios naturales para dormir, despertar y realizar las comidas; reducir la ingesta de calorías poco beneficiosas; gastar menos; reencontrarnos con esas actividades cotidianas que, pese a su simpleza, nos resultan reconfortantes; disfrutar intensamente del escaso tiempo libre…
Luego, volverá a ser san viernes, pillaremos con ganas el descanso semanal, habrá competiciones deportivas, quedada con amistades o familia, y pronto estaremos planeando una escapada o las próximas vacaciones. Además, contamos con el aliciente de que las tardes comienzan a estirarse, para poder alargar los paseos o el tiempo fuera de casa.
Si todo esto no es suficiente, también cabe que nos planteemos nuevos retos o proyectos ilusionantes. Ir al gimnasio o practicar cualquier tipo de ejercicio físico, lo mismo que apuntarnos a un curso interesante, siempre tiene bastantes probabilidades de resultar acertado.
En mi caso, algo que me motiva enormemente es continuar escribiendo. ¿Otra novela? Ya os contaré…
Por lo pronto, lo que quiero es desear ánimo y que todo lo que vaya trayéndonos el año recién estrenado, a partir de mañana, sea de nuestro agrado.
Un abrazo.