La definición del acto que se ha celebrado hoy en el colegio público Rafael Altamira de El Campello, que conmemoraba su 50 aniversario, la ha resumido a la perfección la actual directora del centro, Inmaculada Aracil: “Es un acontecimiento que nos conmueve vivamente, y todos hemos experimentado una sensación muy especial hoy al traspasar las puertas de este colegio”.
Y así ha sido. El aniversario, conducido por la docente Noelia Lagos, ha reunido a generaciones de campelleros y campelleras que han pasado por sus aulas, ex alumnas y ex alumnos, alumnado actual, ex directores, equipos directivos, personal de servicio, madres y padres y autoridades de la Conselleria de Educación y del Ayuntamiento, en este caso encabezadas por el alcalde Juanjo Berenguer, al que han acompañado la concejala de Educación, Dorian Gomis, y los también ediles Maricarmen Alemañ, Marcos Martínez, María Jesús Bernabéu, Paco Toni Palomares y Eric Quiles.
Tampoco se ha querido perder el acontecimiento la familia del ilustre alicantino que da nombre al colegio, representada por su bisnietos Ignacio y Rafael Ramos Altamira. Los actos, además de los correspondientes parlamentos, ha contado con la participación de la Muixeranga El Campello y el ballet de Jessica Fabra, además del descubrimiento de una placa conmemorativa donada por el Ayuntamiento, talleres educativos para los pequeños asistentes, un recorrido por las instalaciones y la visita a una más que interesante exposición de fotografías que recogen la historia del colegio.
Pero este aniversario no se ha limitado al día de hoy, con carácter previo, el centro convocó un concurso literario sobre la figura de Rafael Altamira y la paz, para alumnado de 5º y 6º de Primaria, y otro de retratos de Altamira, esta vez para los cursos de 3º de primaria. Tres de esos dibujos, seleccionados por los bisnietos del literato y humanista, se expondrán próximamente en el despacho de Rafael Altamira que puede visitarse en la sede universitaria de la Universidad de Alicante en la capital.
EMOTIVOS DISCURSOS
Dos han sido los discursos que se han podido escuchar: el de la directora Inmaculada Aracil, y el del alcalde Juanjo Berenguer, ambos muy emotivos, cargados de agradecimiento a un colegio que es toda una institución local después de formar a miles de campelleros.
En el ambiente gravitaba el pasado y el presente del centro, con mención acertada por parte de Inmaculada Aracil de los directores que ha tenido (Enrique Antón Rosado, José Giner Giner, Isidoro de la Ossa, Octavio Vicente Verdú, Alfonso Lario, Juan José Palomares, José María Amilibia, Asunción Pagán, María del Carmen Fernándes, Roberto Galant, Fernanda Concepción Suárez y, por último, la propia Inmaculada Aracil.
Ha habido recuerdos para quienes han dedicado parte de si tiempo y su vida al colegio en este medio siglo de existencia, siempre pendientes de estar a la altura y dar cobertura a las nuevas exigencias de la sociedad.
Por su parte, el alcalde Juanjo Berenguer ha destacado que “a lo largo de estos 50 años, este colegio ha sido un pilar fundamental en la comunidad de El Campello, ofreciendo una educación de calidad y formando a generaciones de estudiantes que han pasado por nuestras aulas. El objetivo siempre ha sido proporcionar un entorno donde cada alumno pueda desarrollarse plenamente, tanto académica como personalmente”.
“Hoy queremos rendir un homenaje especial a los alumnos, pasados y presentes. Ellos son la razón de ser de este colegio y el reflejo de ese esfuerzo. Ver cómo se convierten en personas de bien, preparadas para enfrentar los desafíos del futuro, es la mayor recompensa. A todos los exalumnos aquí presentes, gracias por ser embajadores de nuestro colegio y llevar con orgullo los valores que aquí se inculcan”, ha añadido Berenguer.
“En estos 50 años, el Colegio Rafael Altamira ha evolucionado y se ha adaptado a los cambios y desafíos del mundo educativo. Se han incorporado nuevas tecnologías, metodologías innovadoras y programas educativos que preparan a nuestros estudiantes para el futuro. Pero, a pesar de todos los cambios, la esencia permanece intacta: una educación centrada en el alumno, en sus necesidades y en su desarrollo integral”.