En el corazón de El Campello, en el número 1 del Carrer del Convent, se encuentra un espacio con más de un siglo de historia. Un lugar que fue testigo del comercio tradicional y que, gracias al empeño de la familia Juan, ha renacido como un centro de promoción cultural. La Tenda El Pi, que durante más de un siglo abasteció a los vecinos como tienda de ultramarinos, se ha transformado en un refugio para la música y la creatividad.
La historia de este emblemático local se remonta a 1870, cuando Emilio Lledó Carratalá abrió las puertas de un establecimiento que resistió los cambios del siglo XX, pero que terminó cerrando en el año 2000. Sin embargo, la pasión de Raúl Juan, profesor de conservatorio y bisnieto del fundador, ha devuelto a la vida este espacio, convirtiéndolo en un centro de referencia para la música clásica y las artes.
Un renacer cultural sobre raíces históricas
El proceso de recuperación de La Tenda El Pi ha sido un minucioso trabajo de restauración que ha sacado a la luz la riqueza arquitectónica original del local. Durante las reformas, se recuperaron elementos únicos, como el suelo porcelánico, las paredes de piedra ocultas tras capas de cemento, los portones de madera y las estanterías donde antaño se exponían los productos a la venta.
Este esfuerzo ha permitido que el inmueble conserve su esencia, convirtiéndose en un puente entre el pasado y el presente. Lo que en su día fue un centro neurálgico del comercio local, ahora es un santuario dedicado a la música, la cultura y la creatividad.
Un espacio para los artistas y la comunidad
El alma de La Tenda El Pi reside en su nueva vocación: ser un espacio de apoyo para artistas y músicos, especialmente aquellos que forman parte de la Asociación para el Fomento de la Música Clásica (AFOMUC). Pianistas, violinistas, percusionistas y otros músicos encuentran aquí un escenario donde dar a conocer su talento y consolidar su carrera en un mundo altamente competitivo.
Este proyecto ha sido posible gracias al esfuerzo de Raúl Juan y su hermana Alicia, quienes han trabajado incansablemente para materializar esta iniciativa. También ha sido clave el apoyo de la familia, especialmente el permiso de su tía, última propietaria del inmueble, que ha permitido que la edificación recupere su esplendor sin ser demolida para dar paso a nuevas construcciones.
El piano de cola que conecta generaciones
Uno de los elementos más simbólicos del espacio es un piano de cola del siglo XIX, cedido por la familia del maestro, juez de paz y músico Isidoro de la Ossa. Este instrumento, en perfecto estado, ha vuelto a sonar en La Tenda El Pi como símbolo de la conexión entre el pasado y el presente musical del lugar.
En su inauguración, varios pianistas ofrecieron un mini concierto inaugural que dejó una huella imborrable en los asistentes. Luis Caballero, Fernán Bermejo, Manuel de Elías y Artur Mikhlin deleitaron al público con su talento, mientras que Alfredo de la Ossa interpretó una marcha fúnebre de Chopin en homenaje a su padre, fallecido durante la pandemia de Covid-19.
A partir de ahora, La Tenda El Pi se convertirá en un centro de referencia cultural, un lugar donde los amantes de la música y las artes podrán disfrutar de conciertos de música clásica, exposiciones, conferencias, clases magistrales, cine fórum y muchas otras actividades.