Se trata de un objeto que, aunque antaño era de lo más cotidiano, hoy cuesta encontrar en los hogares. Y si está, no se utiliza y es un mero adorno. El botijo es un recipiente que ayuda a mantener el agua fresca en verano y sin necesidad de emplear electricidad con un frigorífico.
Para impulsar la artesanía local y recuperar este recipiente reutilizable -muy apropiado en plena crisis climática-, el Ayuntamiento de Agost ha impulsado la campaña Hazte Botijo Lover.
Botijo Lover, la campaña que busca recuperar una artesanía en peligro de extinción. Agost es uno de los municipios donde la alfarería ha estado muy presente desde hace décadas. Según explica el alcalde, Juanjo Castelló, la mayor época de esplendor fue hacia 1960, cuando funcionaba una veintena de fábricas dedicadas al botijo. En cada una de ellas trabajaban unas 20 personas, por lo que daba de comer a unas 400 familias.
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