Este complejo es el más moderno de la Comunidad Valenciana y se prevé que entre en funcionamiento a finales de año. Evitará que la suciedad y los olores perjudiquen el medio ambiente. Ocupa 191.000 m², 19.000 cubiertos, donde se separarán los residuos orgánicos e inorgánicos procedentes de las recogidas convencionales y selectivas.
18 millones de euros para tratar 85 mil toneladas procedentes de un área de población de 180 mil habitantes
El compost se conseguirá con la transformación biológica de materia orgánica que no tendrá restos de material inerte.
Asimismo, creará 30 puestos de trabajo. La inversión es de 18 millones de euros y dispondrá de una capacidad de 85.000 toneladas al año.
Su relevancia “al utilizar la última tecnología para que la naturaleza no sufra el más mínimo daño en el tratamiento de los residuos sólidos urbanos”. De hecho, dispone de 19.000 m² de naves y túneles cerrados, donde se realiza la separación de los materiales orgánicos e inorgánicos, que a su vez sufren procesos selectivos que los dividen en productos vendibles (cartón, vidrio y productos de gran volumen), metales magnéticos y no magnéticos (separados con electroimanes y corrientes de Foucoult) y la masa orgánica, que se mezclará con productos vegetales y se dispondrá para su fermentación y maduración con objeto de conseguir un compost limpio de materiales inertes que también se comercializará. En total se beneficiarán 180.000 habitantes de casi todo el Medio y Alto Vinalopó ya que dispone de una capacidad de 85.000 toneladas al año.
La planta se encuentra situada a tres kilómetros del centro urbano de Villena, en el paraje de Los Cabezos, ocupa una superficie total de 191.000 m² y su construcción costará 18 millones de euros. Es tremendamente espectacular y singular en cuanto a su arquitectura, pero lo importante será la ausencia de olores y cualquier tipo de contaminación, a lo que se unirá un perfecto tratamiento de los residuos. Sin embargo, no todo el material recogido es reciclable, se ha planificado un área para los vertidos rechazados que se ubicarán en un terreno contiguo donde quedarán enterrados. Los productos tóxicos son los únicos que no tendrán cabida en las instalaciones.
Aula de educación
Otra de las prestaciones que ofrecerá el complejo es un aula de educación medioambiental con capacidad para 70 personas y una pasarela de visitas donde se podrá observar su funcionamiento sin interferir en la producción.