Se llama “Asociación cultural amigos rocieros de El Campello”, y el domingo inauguró su sede en la calle Germaníes, en un local que antes funcionaba como comercio de fruta que han alquilado, de momento, por un tiempo de 10 años. Todo en su interior nos traslada a Andalucía (bandera con los colores blanco y verde, farolillos luminosos de papel, las típicas banderitas de caseta rociera…), e imágenes de la Virgen del Rocío, porque sus iniciales 64 socios se declaran “profundamente rocieros, y con mucha añoranza de las Marismas”.
El presidente, Pedro Claverías Méndez, tiene, como el resto de componentes, raíces andaluzas. Todos ellos y ellas (que son mayoría) eligieron El Campello para labrarse un futuro laboral, familiar y de vida, pero jamás olvidarán sus costumbres. Insisten en que la asociación está abierta a todo el mundo que tenga ganas de divertirse y aprender. “Aquí viven muchos andaluces, éste es un espacio más para compartir”, señala Pedro Claverías.
Aprender, sí, porque ya se han organizado clases de guitarra, cajón, castañuelas y canto, además de talleres de artesanía. La actividad cultural se ha dispuesto para las tardes. Dispone, cómo no, de un coro rociero, conocido en el municipio por su activa colaboración con las fiestas de María Auxiliadora, la Asociación de Mayores y la Cofradía del Santo Entierro.
Decidieron poner en marcha la asociación (que ya ha iniciado los trámites para inscribirse en el registro municipal de colectivos interés social), después de visitar y conocer en profundidad las llamadas “Casas de Andalucía” que funcionan desde hace años en la capital y muchos otros municipios de la provincia, “y El Campello no iba a ser menos”.
Los componentes de la nueva entidad invitaron al alcalde, Juanjo Berenguer, a presidir el acto de inauguración, corte de cinta incluido. El primer edil estuvo acompañado por las concejalas Marisa Navarro y Maricarmen Alemañ. No faltó la bendición del local por parte del párroco Pedro Juárez. El protocolo, divertido como pocos, acabó como se esperaba: con decenas de voces cantando la Salve Rociera a toque de guitarra, a la que siguió un refrigerio para que los invitados degustaran el famoso “rebujito”.
Los promotores anuncian que entre sus objetivos figura organizar un viaje al Rocío. Se necesita un mínimo de 30 personas para alquilar una casa en la aldea de Huelva. Y si algo tienen claro es que están “abiertos” a toda la sociedad, y únicamente se impone como requisito “no hablar de fútbol, de toros ni de política”.