Las fiestas de Moros y Cristianos de Salinas comenzaron la noche del diez de febrero de 1972, por lo que se trata de una tradición bastante jóven y se compara con algunos de los pueblos de la comarca del Vinalopó. Era una noche fría y húmeda, en la que una tormenta se alzaba reina en el profundo cielo. Los relámpagos y truenos invitaban a no salir de casa, sin embargo unos cuantos valientes desafiaron la tormenta y fueron capaces de acudir a la importante cita que se había programado. Y, aunque solo fueron siete, fue suficiente para abrir una página en la historia de las Fiestas de Salinas, para hacer de una noche vulgar, una noche mágica.
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En esa cita se puso la primera piedra de lo que, desde ese mismo día, iban a ser las Fiestas de Moros y Cristianos. Allí se puso en marcha la gran fiesta, y aunque sólo fueron siete personas, la ilusión y la ganas hacían presagiar que era suficiente para transformar la lánguida fiesta de Las Mozas, en plena decadencia, en una fiesta, pobre en principio por el número de componentes del primer año, en una fiesta de Moros y Cristianos con cerca de 450 festeros en la actualidad. Hoy en día, nadie pensaba que se iba a transformar aquella pequeña Comparsa de Contrabandistas en tres comparsas que pone alegría, colorido y música por todas las calles de Salinas.