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Sax

El legado histórico del Castillo de Embajadas de Sax: un viaje en el tiempo

El Castillo de Embajadas de Sax ha sido testigo de la evolución y tradición de las festividades locales a lo largo de las décadas. Un reciente reportaje ha permitido explorar con mayor profundidad la historia de esta emblemática construcción, revelando datos inéditos sobre su edificación y los artífices que hicieron posible su existencia. Además, hemos conversado con el Embajador Cristiano y con el antiguo Embajador Moro, el entrañable Chanele, personaje clave en la memoria colectiva de Sax.

El origen del castillo se sitúa en 1924, cuando, tras constatar el avanzado deterioro de la estructura anterior, se decidió erigir una nueva edificación. La responsabilidad de esta obra recayó en los mejores carpinteros y artesanos de Sax, entre los que destacan nombres como Juan José Bernabé Herrero, conocido como «El Flauta», y Antonio Hellín, quienes, junto a sus hijos, desempeñaron un papel esencial en su construcción. Cabe destacar que Antonio Hellín también ostentó el título de Embajador Moro.

El diseño de la nueva fortaleza fue elaborado por Eduardo Puchades, un artista que, según el investigador José Martínez (1983), no era originario de Sax. Puchades llegó a la localidad tras haber trabajado en la Colonia de Santa Eulalia, donde participó en la decoración del Teatro Cervantes, realizando imponentes frescos. Más tarde, fue contratado por la Fábrica de los Hermanos Barceló para diseñar patrones ornamentales que las mujeres reproducían en las cortinas de sarmiento de vid.

El nuevo Castillo de Embajadas fue finalmente inaugurado en 1925, siendo promovido por Juan José Bernabé, Francisco Hellín Almodóvar y Eladio Pla. La decisión de levantar esta construcción generó intensos debates en el Cabildo de 1924, lo que llevó a la convocatoria de una sesión extraordinaria el 6 de enero de 1925. El presupuesto final ascendió a 4.911,15 pesetas, una cantidad significativa para la época.

El 2 de enero de ese mismo año, el castillo fue bendecido en una ceremonia oficiada por el párroco Ildefonso Cádiz. Los padrinos de la inauguración fueron Joaquín Barceló Carrión y Antonia Marco Encina. En las primeras Embajadas que se celebraron en la nueva construcción, los protagonistas fueron José Mª Valera como Embajador Moro y Bernardo Soriano Herrero como Embajador Cristiano, según consta en el programa de fiestas de 1975, año en que se conmemoró el cincuentenario de la inauguración.

Este reportaje nos ha brindado la oportunidad de descubrir más sobre la historia del Castillo de Embajadas, resaltando el valor del trabajo artesanal y el espíritu festivo que han perdurado a lo largo del tiempo. La identidad cultural de Sax sigue viva gracias a estas historias que nos conectan con sus raíces y tradiciones.


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