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Villena

Aminetu Haidar, la emblemática defensora saharaui de los derechos humanos

Aminetu Haidar

Queridos amigos: Os comunico que la visita y conferencia de Aminetu Haidar,
presa en la Carcel Negra y defensora de los Derechos Humanos del pueblo
saharaui, tendrá lugar el martes próximo a las 20’15 en los locales de la
Sede Universitaria, en el paseo de Canalejas de Alicante. Creo que será muy
interesante.

Aminetu Haidar, ha estado presa en varias ocasiones en la tristemente famosa
Cárcel Negra de El Aaiún. Es un símbolo de la lucha pacífica por los
derechos del pueblo saharaui. Esta activista de 39 años y madre de dos hijos
fue detenida por primera vez en 1987 por participar en una protesta contra
la ocupación del Sáhara Occidental cuando una comisión de la ONU visitaba la
zona. Desaparecida y torturada durante casi cuatro años, a pesar de sufrir
posteriormente numerosas detenciones y vejaciones por parte de las
autoridades marroquíes, no ha dejado de trabajar de manera pacífica para que
se haga realidad el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui,
reconocido por la ONU.

Aminetu Haidar ha participado en importantes iniciativas, como el Comité de
coordinación de las víctimas de desapariciones forzadas y de detenidos del
Sahara, en 1994; el Comité para la Liberación de Sidi Mohmed Daddach y todos
los detenidos saharauis, en 2001; el Comité preparatorio de información
sobre desaparecidos saharauis, en 2002; o el Comité por la liberación de Ali
Salem Tamek y los detenidos saharauis, en 2003. En mayo de 2005, Haidar
participó en las manifestaciones para denunciar el aumento de la represión
marroquí, que ha causado centenares de detenidos, encarcelados ilegalmente,
torturados y dos personas asesinadas.

Desde el 17 de junio de 2005 hsta el 17 de enero de 2006, Aminetu Haidar ha
permanecido en la cárcel tras ser apaleada brutalmente por la policía cuando
organizaba una manifestación en la ciudad de Smara. Como ella misma expresó:
“Mi crimen es haber ejercido mi derecho a manifestar mi condena y mi
protesta contra la represión y la arbitrariedad de las fuerzas de ocupación
marroquíes contra los civiles saharauis que expresan desde hace tantos años
su rechazo a la ocupación, reivindicando de manera pacífica el respeto de
los derechos humanos en el Sahara Occidental, la liberación de los presos de
opinión y la vuelta de los desaparecidos vivos o muertos”.

El 13 de diciembre de 2005 un tribunal marroquí condenó a Aminetu Haidar a
siete meses de prisión y a sus trece compañeros a penas de hasta tres años
de presidio, en unos procesos claramente irregulares según los observadores
internacionales presentes, entre ellos Amnistía Internacional y una comisión
del Consejo General de la Abogacía Española.

Numerosas organizaciones de todo el mundo han estado exigiendo la liberación
de Aminetu Haidar y de muchos otros prisioneros políticos recluidos en las
cárceles marroquíes; el esclarecimiento del destino de miles de
desaparecidos; el cese de la persecución a los defensores de los derechos
humanos; la condena a los culpables, así como la retirada de las unidades
militares desplegadas en las calles de las ciudades ocupadas y la libre
entrada y circulación de los observadores internacionales y de los medios de
comunicación a los territorios ocupados. En definitiva, exigen el
cumplimiento por parte de Marruecos de la legalidad internacional. Cuando ya
se han cumplido tres décadas de la ocupación del Sahara Occidental y del
exilio de buena parte de sus ciudadanos en la Hamada argelina, la concesión
del Premio Bandrés a Haidar es un reconocimiento a la dignidad.

Aminetu Haidar lo expresaba así, desde la cárcel, a propósito del Día
Internacional Contra la Tortura: “…Es un milagro que siga con vida, porque
soy una mujer agotada físicamente de tantos años de desaparición y
encarcelamiento, tanta tortura y tantas vejaciones. Pero aquí estoy y
seguiré luchando con todas mis fuerzas, sabiendo que estáis allí luchando
por nosotros. Estoy tan segura de vosotros como lo estoy del mar que me
espera a 25 kilómetros, tan segura como lo estoy de que esos niños saharauis
refugiados en Argelia volverán a su tierra liberada. Estoy tan segura de
vosotros como lo estoy de la mirada cariñosa de mis dos hijos, Mohamed y
Hayat, a quienes añoro tanto…”.

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NÚRIA NAVARRO. El Aaiún, 1967. Exfuncionaria municipal.Casada y madre de dos
hijos.
Delgada, altísima, aristocrática en su melhfa de colores. Nadie diría que
Aminetu Haidar ha sido torturada por defender los derechos humanos en el
Sáhara occidental, la tierra que sueña independiente. La Comisión Española
de Ayuda al Refugiado y la Fundación CEAR le acaban de otorgar el Premio
Juan María Bandrés.

–Usted comenzó la lucha pronto.
–A los 12 años yo era una niña mimada. La primogénita. ¡La primera bofetada
me la dio un policía marroquí! Pero a esa edad comprendí que algo pasaba.
Oía las bombas. Veía circular a las tropas. Como mi abuelo pertenecía al
Ejército marroquí, vivíamos en el barrio militar.
–¿Al Ejército marroquí, dice?
–Sí. Yo veía vehículos militares llenos de sangre, y le preguntaba al
chófer que era aquello. Me di cuenta de que los marroquís habían llegado al
Sáhara occidental de manera ilegal. Sentía el miedo. Para oír la radio
nacional saharaui teníamos que cerrar las persianas. A los 17 años supe que
éramos un pueblo ocupado. Montamos células clandestinas.
–Y acabó pasando tres años y siete meses con los ojos vendados.
–Yo tenía 20 años. En 1987 nos enteramos de que venía a El Aaiún una
comisión de Naciones Unidas para comprobar cuál era la voluntad de los
saharauis. Decidimos manifestarnos. Pero los marroquís abortaron la
concentración, arrestando a 400 personas. Liberaron a todos menos a 64.
–Usted estaba entre ellos.
–Sí. A mí me sacaron de casa a las 3.30 de la madrugada. Me llevaron a una
sala de tortura, me ataron las manos y los pies con cuerdas y me echaron
encima sustancias apestosas. Cuando perdía la conciencia, me despertaban a
bofetada limpia, amenazándome con violarme y matarme. Pasé aquellos tres
años y siete meses en una mazmorra llena de insectos, sin juicio, sin saber
nada del exterior. Me liberaron en 1991.
–¿Cómo se sale de algo así?
–Enferma. Llena de dolor. Me operaron de la espalda y de las hemorroides,
porque durante todo ese tiempo solo comí legumbres secas. La única carne era
la de los insectos.
–Repugnante. Sin embargo, la experiencia no la arrugó.
–No. Construimos comités para denunciar la violación de los derechos
humanos y el crimen contra la humanidad cometidos por el Estado marroquí.
Cuando pudimos romper el cerco mediático, nos privaron del pasaporte. Y el
17 de junio del 2005 hubo una nueva manifestación.
–¿Volvió a ser objetivo?
–Me abrieron la cabeza y me dejaron tirada en la calle. En el hospital me
dieron 10 puntos pero, antes de recibir el alta, me llevaron a la policía
judicial marroquí. Tras tres días de interrogatorios, me negué a firmar un
dosier lleno de mentiras.
–¿Qué tipo de mentiras?
–Escribieron que yo decía pertenecer a una banda criminal y que incitaba a
la gente a la violencia. ¡Es el Gobierno marroquí el que ejerce el
terrorismo de Estado! Para mí fue un honor estar siete meses en la Cárcel
Negra. Pude constatar el sufrimiento de los prisioneros.
–Hoy la intifada continúa.
–Desde el 21 de mayo del 2005 hay una gran sublevación popular pacífica.
Frente a la miseria, frente a la explotación, frente a las violaciones de
los derechos de expresión, manifestación y asociación, frente al silencio de
la comunidad internacional. Naciones Unidas no ha llegado a una solución del
conflicto. Y nosotros nos agarramos a nuestro derecho inalienable de
autodeterminación.
–Levantando las banderas.
–Y repitiendo eslóganes contra la ocupación marroquí. Pero la respuesta
siempre es perversa, brutal, salvaje… A base de represión y de silencio,
la situación se agravará. No descarto que alguien piense en una acción
agresiva… Nosotros invitamos a la calma. Preferimos ser víctimas de la
violencia que practicarla.
–Usted se queja amargamente de Francia y de España.
–Francia, lo sabemos, defiende de manera clara la ocupación marroquí. Pero
¡el Gobierno español tiene una responsabilidad jurídica e histórica hacia
nosotros! Fue España quien nos dejó en manos de un ocupante represor. ¡No
puede callar!
–¿Se explica el desinterés?
–Tendrán intereses… Sabemos que el pueblo español nos apoya. Si no
existiera su solidaridad, estaríamos muertos. Solo le pedimos al Gobierno
español que presione al marroquí para que nos deje ejercer nuestro derecho a
la autodeterminación.
–No corra tanto riesgo, Aminetu…
–Sé que, cuando regrese a casa, me volverán a encerrar en la cárcel. Pero
nuestra obligación es sacrificar nuestras vidas para que los otros vivan.
Llegar hasta la muerte si es preciso. Preferimos la muerte a vivir con los
marroquís.

Remitido por:
Trazo Villena


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