El alcalde de Villena es mi amigo, que conste. Es mi amigo desde hace más de 25 años y siempre, ha sido un referente para mí. Su honestidad, bondad, inteligencia y sobre todo su valentía han sido para mí un lugar donde mirar. En esta breve carta hablaré sobre todo de su valentía, de otros temas ya se ocupan otra personas.
Creo que es un buen momento para hablar de la valentía de Javier Esquembre. No iré al diccionario de la RAE, aunque algunas de las acepciones del vocablo le vienen pintadas. Me iré a los hechos, a los hechos que recorren su vida y que muestran la naturaleza de la que está hecho.
Ha estado implicado en muchas luchas, todas ellas sin dinero por medio y con mucho riesgo personal: la paz como camino y la erradicación de las desigualdades y la pobreza como destino. Esto es un hecho.
Se la jugó con la objeción de conciencia cuando en España muchos no sabían ni de qué iba el asunto. La cosa era complicada realmente y le pudo costar hasta su carrera profesional, pero sus valores están por encima de su bienestar.
Se fue a Guatemala a trabajar como médico sin cobrar un euro (en aquellos tiempos eran pesetas), a intentar mejorar la vida de quienes lo tienen complicado para poder mejorar. Allí, en un par de ocasiones le pusieron la pistola en la cabeza para matarlo cuando se adentraba en la selva para asistir a una embarazada o a un niño malherido.
Cuando volvió, con toda la humildad del mundo, se puso a trabajar desde la base en todo lo que había dejado aquí: su iglesia, la objeción de conciencia, la política, la medicina… Ha sido concejal en cuatro legislaturas diferentes: breves pero intensas las dos primeras, dura la tercera junto a Cate y esta última como alcalde, ya la calificaremos.
Siempre, siempre, lo he visto dialogar. Siempre ha agotado todas las opciones antes de romper; pocas veces son las que habrá tenido que hacerlo. Yo no se las conozco y he vivido muchos tiempos inciertos y tensos a su lado.
Valiente y además valioso es para mí el que es fiel a sus principios, creencias y naturaleza. El que cuando vienen mal dadas, sigue pensando que el diálogo y la resolución pacífica de los conflictos no es un camino, es el camino. Valiente y valioso es el que deja una vida cómoda para dedicarse a una lucha decente pero muy desagradecida, valiente y valioso es el que tras el primer encontronazo en la selva con una pistola vuelve a la selva porque hay alguien pidiendo ayuda. Valiente y valioso es el que cuando pudiendo ganar personalmente mucho o ganar todos un poco, lucha para que todos ganemos.
El asunto sobre el pacto de gobierno no es si Javier Esquembre es valiente o no: es valiente, valioso y además mucho. El asunto es que él siempre exprime el tiempo y la energía en lo que considera mejor y lo mejor suele ser para él hablar hasta que se nos seque la lengua o encontremos la mejor solución.
Algunos seguirán pensando que valientes son los que en clase daban las collejas, amedrentaban a los demás, chillaban más fuerte y mandaban más. Lo siento, yo no pienso como ustedes.
Amigo y alcalde, que la suerte te acompañe, la fuerza hace tiempo que está contigo.
Francisco Montilla Domene.