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Villena

Se rememora “la torre puerta de Biar”

Se rememora "la torre puerta de Biar"

Quien de ustedes no conoce a Tarsicio Hernández. En el siguiente reportaje nos muestra fotos y documentación de la existencia de una Torre en la Calle Nueva. Quizás muchos de nuestros lectores, desconocía su ubicación.

Es cierto que con el paso del tiempo desapareció y en su alrededor se han construido viviendas. Según desde el punto donde nos ubiquemos, quizás podemos ver el esqueleto de la misma. Tarsicio, lo comunicó a la arqueóloga municipal que se tuviera constancia del mismo.

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Lo que se desea, es conservar nuestro rico patrimonio e historia. La foto hace referencia a la Torre que se llamaba TORRE DE LA PUERTA DE BAIR. En la parte superior de la misma, se puede apreciar

Villena es el siguiente punto de nuestro recorrido. Su dilatada historia nudo de comunicaciones y frontera entre los reinos de Valencia y Castilla, a los que perteneció en continua alternancia, siempre dependiendo de las vicisitudes históricas del momento, y en las que siempre tuvo un papel preponderante el castillo de la Atalaya.
De origen islámico, aunque poco le queda ya de este período, el castillo se convierte en todo un hito paisajístico que se puede contemplar desde muchos kilómetros a la redonda. Su conjunto arquitectónico está formado por dos recintos con torreones circulares en los ángulos, uno interior de planta cuadrada con muros elevados y otro exterior, más amplio. Se halla muy bien conservado tras sucesivas actuaciones en sus recintos, y del conjunto destaca la torre del homenaje, coronada por ocho garitones en voladizo, en cuyo interior se conservan unas bóvedas al mohades como las del castillo de Biar.

Ocupada Villena, tras un pacto con sus habitantes, por Jaime I en el año 1240, fue cedida por éste a Alfonso X El Sabio, quien posteriormente la donó a su hermano el infante don Manuel, autor del Libro de los exemplos del Conde Lucanor et de Patronio, quién llevó a cabo algunas reformas en el castillo para adecuarlo a funciones palaciegas. Convertido en Marquesado de Villena por Enrique II de Trastámara, pasó a pertenecer a uno de los personajes más curiosos en la vida de esta ciudad: Enrique de Villena, nieto bastardo de Enrique II de Castilla y uno de los primeros humanistas españoles que tradujo a Virgilio, Dante y Cicerón; escribió en catalán y castellano un gran número de obras y, por su afición al estudio de las matemáticas, filosofía, astrología y alquimia, tuvo entre sus coetáneos fama de brujo y nigromante.

Dentro de la arquitectura religiosa de Villena cabe destacar el templo arciprestal de Santiago, así como la iglesia de Santa María, ambos de estilo gótico.


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