La exposición deja a un lado la tristeza que acompaña a la muerte para centrarse en el recuerdo y la memoria de quien nos deja. Porque nadie muere mientras siga siendo recordado.
Es un homenaje a la vida desde la muerte. A la vida de quien se va. Pero también a la vida de quien se queda y ha tenido el privilegio de compartir amor, amistad y alegría con esa persona a la que recordará siempre.
Cada uno de los cementerios que han visitado les ha sugerido una historia, un personaje, una época y un estilismo. Llaman la atención las prendas del vestuario que luce Helena, que pertenecen a su colección de piezas vintage de diferentes diseñadores y heredadas de su familia.
También colabora la sombrera Mariana Barturen que ha confeccionado los sombreros y tocados acordes con la época y el estilismo. También las flores que están hechas en su taller de flores de alta costura de manera artesanal, pétalo a pétalo.
Helena es una villenera orgullosa de su ciudad y de cómo ésta fomenta y apoya siempre la cultura. Da igual que sea arte, música, teatro, cine… en Villena siempre hay cultura. Por eso la exposición se tenía que inaugurar allí.
La ermita de San Antón fue el lugar escogido para exponer las fotografías, que cuentan con su correspondiente banda sonora. Porque cada imagen sugiere una canción. Juan y Helena, grandes amantes de la música, han hecho una selección musical que ambientará la exposición creando una atmósfera muy especial.
La exposición se completa con las ilustraciones de Antonio Azorín, artista plástico que se ha sumado también a este proyecto con su serie de ‘Viudas’ y su particular visión del duelo.